Perfiles asesinos – Hombres

Alfredo GALÁN SOTILLO – Expediente criminal

Alfredo GALÁN 
 SOTILLO

Alias: «El asesino de los naipes»

Clasificación: Asesino en serie

Características: Exmilitar – Es famoso por su curiosa forma de marcar sus asesinatos con naipes.

Número de víctimas: 6

Fecha de los asesinatos: 4 de enero – 18 de marzo de 2003

Fecha de arresto: 3 de julio de 2003

Fecha de nacimiento: 5 de abril de 1978

Perfil de las víctimas:

Juan Francisco Ledesma Ledesma, 18 / Juan Carlos Martín Estacio / Mikel Jiménez Sánchez, 18, y Juana Dolores Uclés, 57 / George y Diona Magda

Método de asesinato: Tiroteo

Ubicación: Madrid, España

Estado:

Condenado a 142 años y tres meses de prisión el 9 de marzo de 2005

Alfredo Galán Sotillo (nacido el 5 de abril de 1978) es un asesino en serie español que mató a seis personas e hirió a tres del 4 de enero al 18 de marzo de 2003.

Vida personal

Alfredo Galán nació en Puertollano, provincia de Ciudad Real, Castilla-La Mancha, España. Galán se convirtió en presidente de la clase en la escuela secundaria, pero fue recordado como introvertido y sin complicaciones. En septiembre de 1998 se incorporó al Ejército de Tierra español y ascendió a cabo en el Regimiento de Paracaidistas de Alcalá de Henares y participó en misiones humanitarias en Bosnia. Fue enviado de regreso a España durante el derrame de petróleo del Prestige.

Galán robó un coche y fue enviado al Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid. Le diagnosticaron neurosis y ansiedad y siguió bebiendo. En marzo de 2003, comenzó a trabajar como vigilante de seguridad en el Aeropuerto de Madrid-Barajas.

Asesinatos

El 24 de enero de 2003, Galán disparó en la cabeza a Juan Francisco Ledesma, de 50 años, frente a su hijo de 2 años.

El 5 de febrero se encontró el cuerpo del limpiador de aeropuertos Juan Carlos Martín Estacio, de 28 años, con un disparo en la cabeza y un as de copas cerca.

El 7 de marzo de 2003, Santiago Eduardo Salas, de 27 años, recibió un disparo en la cara de Galán, pero sobrevivió. La amiga de Salas, Anahid Castillo Ruperti, de 29 años, pudo escapar ilesa. En el lugar se dejó caer un tres de copas. Originalmente, no era su intención que jugar a las cartas fuera su «firma». Solo comenzó a dejar tarjetas después de que los medios de comunicación sensacionalizaron el hecho de que se había encontrado una tarjeta junto al cuerpo de una víctima.

Secuelas

El 3 de julio de 2003, Galán se entregó en una comisaría y confesó ser «El Asesino de los Naipes». Se informó que en algunos de los asesinatos, Galán había dado los buenos días a sus víctimas y les había ordenado arrodillarse antes de dispararles. Pasó el arma de contrabando a España escondiéndola en un televisor.

Fue condenado a 142 años y tres meses de prisión.

Alfredo Galán Sotillo, más conocido como el «Asesino de la baraja», es un asesino en serie condenado a 142 años y tres meses por seis asesinatos y tres tentativas de homicidio. Mataba a sus víctimas con una pistola Tokarev TT-33 que trajo a España desde Bosnia cuando era militar, es famoso por su curiosa forma de marcar sus asesinatos con naipes.

Primeros años

Alfredo Galán Sotillo, natural de Puertollano, nació el 5 de abril de 1978, estudió la Educación Básica General en la escuela y posteriormente el Bachillerato Unificado Polivalente en un instituto donde fue representante de su clase. Sus maestros lo recuerdan como un estudiante introvertido y nada notable.

En septiembre de 1998 ingresó en el ejército, donde llegó a ser primer oficial de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares, participó en dos misiones humanitarias en Bosnia. En 2003, tras la catástrofe del Prestige en Galicia, su unidad fue trasladada desde Bosnia y enviada a limpiar el vertido de petróleo.

Después de robar un auto, comenzó a tener problemas con sus superiores. Posteriormente fue enviado al hospital Gómez Ulloa de Madrid donde le diagnosticaron neurosis y ansiedad, y aunque su medicación era incompatible con el alcohol, siguió bebiendo y durante marzo de 2003 recibió el alta definitiva, el mismo mes en que empezó a trabajar como un guardia de seguridad en el aeropuerto de Barajas, cuando comenzaron las peleas y discusiones sabía que su jefe no le permitiría permanecer mucho tiempo en el ejército y ya estaba buscando trabajo.

Crímenes

Galán demostró ser un buen tirador en sus seis asesinatos y tres atentados. Todas sus víctimas fueron asesinadas a quemarropa, lo que explica por qué no reaccionaron. Siempre les disparaba en la cabeza, la nuca o la espalda.

Su primera víctima (5 de febrero de 2003) fue un joven de 18 años que esperaba el autobús en una estación, cerca de Barajas. De su lado dejó un as de copas y así lo hizo en todos sus otros asesinatos. Este fue el fichaje que llevó a su nombre.

Los forenses que intervinieron en la novena sesión del juicio coincidieron en algo; la persona que disparó a las víctimas lo hizo desde muy corta distancia, casi a quemarropa. Se demuestra, en efecto, que cuando se dispara a bocajarro la pólvora quema el orificio de entrada del arma. También quedan restos metálicos provenientes del fulminante y al tocar el hueso produce una fuerte explosión en la zona esquelética. Además, el humo de la detonación tiñe la zona cercana a la herida.

Los peritos que realizaron la autopsia de Juan Francisco Ledesma, coincidieron en que la bala había ingresado por la región occipital -la parte de atrás de la cabeza- y salió cerca del ojo derecho, lo que lo mató instantáneamente. El disparo se realizó en dirección paralela al suelo. Peritos, reafirmaron que el disparo pudo haberse realizado con la víctima de rodillas, detalles que habría dado el homicida, cuando cedió en julio de 2003. Una muesca en el cuadrado principal de la sala, proveniente del proyectil, lo confirmó.

Juan Carlos Martín Estacio fue asesinado con el mismo modus operandi. Murió de un tiro en la cabeza, realizado por la espalda y con un rumbo paralelo al suelo. Los asesinatos de Alcalá de Henares también se realizaron directamente. El hijo del dueño del bar Rojas, Mikel Jiménez Sánchez, murió por un disparo que entró en el área temporal, salió por el área izquierda y se incrustó en el hombro.

Juana Dolores Uclés recibió un disparo en la zona superior del ojo derecho. Como con todos los demás, el disparo fue mortal. Un matrimonio asesinado compuesto por George y Diona Magda, fue sorprendido en un oscuro pasadizo. El hombre recibió un disparo primero en un lateral de la espalda. Su esposa, sorprendida, se dio vuelta y trató de protegerse con su brazo izquierdo. Alfredo le disparó tres veces más. Dos de los proyectiles alcanzaron su cabeza con una distancia de cuatro centímetros. Ella murió dos días después. El rumbo de las balas fue ligeramente hacia abajo, como si se llevaran a cabo desde una gran altura.

Galán Sotillo mide 1,90 m. El arma homicida es un Tokarev TT-33, calibre 7.62. El condenado dijo que lo tiró a un basurero de Puertollano. Eduardo Salas resultó herido, producto de un disparo en el rostro el 7 de marzo de 2003, cuando se encontraba con una amiga, Anahid C, en la avenida Viñuelas de Tres Cantos. De repente, un hombre alto se les acercó, sacó una pistola y le disparó una vez en la cara. La bala entró por su mejilla derecha y salió por la nuca. La víctima se derrumbó en el suelo, sangrando abundantemente. Alfredo se acercó al compañero de la víctima con la intención de ejecutar otro tiro pero el Tokarev se atascó. La mujer se arrodilló y se protegió la cabeza con los brazos. Alfredo tiró una tarjeta de Dos de Copas al lado de su víctima.

El 3 de julio Alfredo Galán Sotillo se entregó en horas de la tarde donde confesó ser el asesino de los naipes.

Confesión

El juicio de Alfredo Galán estuvo lleno de irregularidades, debido a los constantes cambios en las declaraciones de los acusados. El 10 de septiembre cambió su versión ante el juez de instrucción del Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid, exponiendo las razones por las que había confesado ser el asesino; lo hizo solo porque un neonazi lo había amenazado con matar a sus hermanas si no se culpaba a sí mismo. Afirma que vendió el arma, antes de los asesinatos, al grupo de los citados neonazis. Esta declaración no fue considerada por el juez.

Además de su confesión, se encontró un cartucho proveniente del disparo que mató al portero. También se encontró ropa usada para los delitos. El cese repentino de los homicidios tras su detención, la identificación realizada por los sobrevivientes y el hecho de haber estado en Bosnia, donde supuestamente compró el arma utilizada en los asesinatos, fueron datos relevantes aportados al juicio.

Juicio y Sentencia

La Audiencia Provincial de Madrid condenó al exmilitar Alfredo Galán a 142 años y 3 meses de cárcel por matar a seis personas y tres atentados en la Comunidad de Madrid.

El tribunal acordó llevar al límite las penas esperadas debido al evidente desdén por la vida humana expuesto por los acusados. En cualquier caso, y según la legislación española, el «asesino de la baraja» no cumplirá más de 25 años de prisión. Para condenar a Alfredo Galán, la sentencia primero parte reconociendo el «valor probatorio» de la confesión hecha por el imputado tras entregarse a la Policía Local de Puertollano el 3 de julio de 2003, después reconoció los hechos ante el Juez de Instrucción, pero los negó cuando declarado en el Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid. Solo admitió haber comprado el arma e introducido ilegalmente en España.

El arma fue encontrada en la casa de sus padres, a pesar de que afirmó haberla vendido a un conocido en enero de 2003. Según Balística, de dicha arma sí se derivaron proyectiles. Tribunal consideró que estos hechos y la confesión del acusado (además de otros detalles que aún no han sido revelados), incriminan al reo.

Además, los jueces consideraron el silencio de Galán como una reafirmación de su culpabilidad. Sentencia no reclama ningún tipo de patología psiquiátrica en Alfredo Galán, y exime al Estado de responsabilidad pública. La Corte basó la exención del Estado en el hecho de que los delitos no se cometieron en un establecimiento de propiedad estatal y que el arma utilizada no fue el funcionario ni los asesinatos se perpetraron mientras estaba a su cargo, tal como lo exige la ley.

Según la sentencia, Galán deberá indemnizar a los familiares de las víctimas, incluidos los supervivientes, con un total de 609.182 euros por daño moral y lesiones. Durante el juicio, un policía dijo que Galán siempre deseaba «buenos días» a sus víctimas y les pedía «por favor» que se arrodillaran antes de dispararles porque «la educación es lo primero en la vida».

Según el parte del psiquiatra que examinó al ahora condenado, Alfredo Galán es «un depredador humano que sale a cazar hombres para humillarlos y matarlos». Los expertos aseguraron entonces que este tipo de comportamiento solo se ve en la naturaleza, por lo que debe ser estudiado por la rama social, no psiquiátrica.

Fuente: Wikipedia en español

Marta Morales Urcola – gd4ever.80@gmail.com

Alfredo Galán: la historia de un asesino en serie español que dejaba una carta de una baraja junto a cada una de sus víctimas

Blogs.tees.ac.uk

29 de abril de 2014

El asesino en serie Alfredo Galán Sotillo se enfrenta a pasar el resto de su vida tras las rejas por matar a tiros a seis personas a sangre fría.

El asesino escogía a sus víctimas al azar y dejaba un naipe en cada uno de sus cuerpos según informa Celia Alonso.

Alfredo Galán Sotillo nació el 5 de abril de 1978 en Puertollano, España.

Era un niño introvertido, nunca causó problemas en la escuela y se unió al ejército español en septiembre de 1998.

Se convirtió en el Cabo de la Brigada de Paracaidistas y luego se dirigió a Bosnia para hacer trabajo humanitario y estaba feliz de ayudar a las personas que habían sufrido en la Guerra de los Balcanes.

Un punto de inflexión se produjo en 2003, cuando Alfredo Galán fue enviado con sus compañeros para ayudar a limpiar la costa gallega, que había quedado contaminada tras el hundimiento del petrolero Prestige.

Al parecer, Alfredo Galán no estaba contento con esta labor ambiental y fue en Galicia, donde cometió su primer delito: robar un automóvil, lo que lo llevó a ser perseguido por sus superiores en el ejército. Ese mismo año, Alfredo ingresó en un hospital de Madrid, donde los médicos evaluaron su estado mental. Confirmaron que Galán Sotillo sufría de neurosis y ansiedad y le recetaron medicamentos. Desafortunadamente, Alredo mezclaba esto con alcohol, que actuó en contra de su medicación.

Como resultado, Alfredo fue expulsado del ejército español, aunque rápidamente encontró trabajo como guardia de seguridad en el aeropuerto de Madrid.

Sin embargo, poco después, Alfredo se convirtió en un asesino en serie, eligiendo a sus víctimas al azar, como si estuviera jugando un juego de cartas. Su arma preferida era una pistola Tokarev que había traído de Bosnia.

Su primera víctima fue un joven inocente de 18 años que estaba parado en el lugar equivocado en el momento equivocado: una parada de autobús en Madrid. Después de matarlo a tiros, Alfredo dejó una tarjeta de «As de Copas» al lado del cuerpo.

El mismo modus operandi utilizó con su segunda víctima, un hombre llamado Juan Carlos Martín Estacio, a quien disparó en la cabeza antes de dejar un naipe junto al cadáver.

Posteriormente el asesino en serie se dirigió a Alcalá de Henares, quizás para escapar del centro de Madrid, donde los medios de comunicación hablaban mucho del enigmático “Asesino de la Carta”.

Fue aquí donde Alfredo cometió sus crímenes más atroces: el asesinato de Mikel Jiménez Sánchez y Juana Dolores Uclés, a quien le dispararon directamente en el ojo.

Alfredo luego mató a la pareja rumana George y Doina Magda, disparándole primero a George por la espalda antes de dispararle a su esposa a quemarropa, mientras ella se encogía y se cubría la cabeza.

Alfredo luego trató de matar a otras tres personas, pero sus disparos fallaron en los objetivos previstos y ellos sobrevivieron. Curiosamente, el asesino dejó junto a estas personas que sobrevivieron, varias tarjetas de “2 Copas”.

Después de esto, Alfredo, tal vez cansado de matar o sintiendo que había logrado su retorcido objetivo, decidió entregarse a la policía local en su ciudad natal de Puertollano. Allí confesó ser el famoso “Asesino de la Carta”.

Algunos días después, después de declararse culpable, Alfredo cambió continuamente su versión de los hechos, en un momento dijo que no había matado a nadie y afirmó que un nazi había llevado a cabo los asesinatos y amenazó con matar a las hermanas de Alfredo si no asumía la culpa. una declaración a la que el juez no le dio ninguna credibilidad.

Alfredo “El Asesino de la Carta” fue condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a 142 años y tres meses de prisión por seis cargos de asesinato y tres cargos de tentativa de asesinato.

Encarcelado el asesino de la ‘baraja’ de España

BBC.co.uk

9 de marzo de 2005

Un asesino en serie español conocido por dejar naipes en los cadáveres de algunas de sus víctimas ha sido condenado a penas de cárcel por un total de 142 años.

El ex soldado Alfredo Galán, de 26 años, fue condenado por seis asesinatos y tres intentos de asesinato, en ataques a tiros en los alrededores de Madrid en 2003.

Su ola de asesinatos duró desde enero hasta marzo antes de entregarse a la policía en julio de ese año.

Galán, apodado el «asesino de naipes» por la prensa española, puede apelar.

La mayoría de sus sentencias se ejecutarán simultáneamente, ya que la pena máxima de cárcel según la ley española es de 20 años para casos no relacionados con el terrorismo.

‘Educado’

Galán, que se desempeñó como pacificador español en los Balcanes, habría dicho a la policía que quería «saber qué se siente al matar». En el evento, solo había sentido indiferencia, escuchó el tribunal.

Inicialmente había confesado los asesinatos, pero luego retiró la declaración e intentó implicar a otros dos hombres, alegando que les había vendido el arma homicida.

Según un testigo policial durante el juicio, Galán siempre saludaba a sus víctimas y les pedía «por favor» que se arrodillaran antes de dispararles, pues pensaba que «la cortesía es lo más importante en la vida», informó el diario El Mundo.

El periódico dice que el tribunal ordenó a Galán pagar 609.182 euros (£422.983) a las familias de sus víctimas.

Alfredo Galán Sotillo

Detective del Crimen

Los trapitos del armario investiga los rincones más oscuros de la vida humana. Ofrece a los espectadores historias de crímenes de la vida real. Nuestro sitio está dedicado a historias de crímenes reales, porque la realidad es más oscura que la ficción.

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